Política | Cumbre Panamericana de Jueces y Juezas

07/06

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Finalizó en el Vaticano la primera edición

Se realizó en el Vaticano encabezada por el Papa Francisco la Primera Cumbre Panamericana de Jueces y Juezas sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana. Magistrados y magistradas de la justicia porteña participaron del encuentro internacional organizado por la Pontificia Academia de Ciencias. "Cualquiera sea su creencia religiosa bienvenidos a los desafíos de esta cumbre. Que juntos seamos capaces, inspirados en la palabra y la coherencia del papa Francisco de ser la levadura para fermentar el cambio en nuestros respectivos sistemas judiciales", dijo el juez Gallardo, en las palabras de apertura del encuentro. El cierre, el Sumo Pontífice a advirtió a los jueces panamericanos sobre el riesgo de naturalizar la injusticia social. También se emitió una declaración, que reproducimos más abajo. Por Mailén González
Buenos Aires, 7 de junio de 2019.El papa Francisco clausuró el martes la Cumbre Panamericana de Jueces sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana, organizada por la Pontificia Academia de Las Ciencias, que contó con la participación de jueces, defensores y asesores de las tres Américas, expertos en situaciones de derechos sociales, económicos y culturales. En el encuentro se abordaron una amplia temática que incluyó los derechos sobre la tierra, techo, medio ambiente, trabajo, migrantes, democracia, salud, educación, comunicación social y doctrina social. También se planteó cómo cuestionar las restricciones presupuestarias y los controles exógenos de índole bancaria o financiera con base en la deuda externa de los países y como superar las presiones políticas y confluir en un movimiento mundial de defensa irrestricta de derechos sociales. 

En su discurso el Santo Padre los alentó a continuar con su misión, "noble y pesada, la cual les pide consagrarse al servicio de la justicia y del bien común con el llamado constante a que los derechos de las personas y especialmente de los más vulnerables sean respetados y garantizados. De esta manera ustedes ayudan a que los Estados no renuncien a su más excelsa y primaria función: hacerse cargo del bien común de su pueblo". 

Celebrando esta iniciativa de reunirse, así como la realizada el año pasado en la Ciudad de Buenos Aires, el pontífice subrayó "la importancia y la necesidad de encontrarse y dialogar para poder afrontar los problemas de fondo que sus diversas sociedades están atravesando". 

"Nos toca vivir una etapa histórica de cambios en donde se pone en juego el alma de nuestros pueblos. Un tiempo de crisis -de peligros y oportunidades- en la que se verifica una paradoja: por un lado, un fenomenal desarrollo normativo, por otro un deterioro en el goce efectivo de los derechos consagrados globalmente", señaló Francisco y manifestó su preocupación "ante las voces que se levantan, especialmente de algunos ´doctrinarios´, que tratan de explicar que los Derechos sociales son ´viejos´, están pasados de moda y no tienen nada que aportar a nuestras sociedades". 

"La injusticia y la falta de oportunidades tangibles y concretas detrás de tanto análisis incapaz de ponerse en los pies del otro -y no digo zapatos, porque en muchos casos esas personas no tienen-, es también una forma de generar violencia: silenciosa, pero violencia al fin", afirmó el Sucesor de Pedro, haciendo hincapié en el enorme contraste que existe "en las ciudades que se muestran bellas y modernas pero donde se niega el techo a miles de vecinos y hermanos nuestros, incluso niños, y se los llama, elegantemente, personas en situación de calle". 

Injusticia social naturalizada 

Poniendo en guardia sobre los peligros de naturalizar la injusticia social, convirtiéndola por tanto en "invisible" y a la vez en uno de los grandes obstáculos que debilita el sistema democrático; el Papa recordó que para que un sistema político-económico se desarrolle sanamente, necesita garantizar que la democracia no sea sólo nominal, sino que pueda verse plasmada en acciones concretas que velen por la dignidad de todos sus habitantes bajo la lógica del bien común, en un llamado a la solidaridad y una opción preferencial por los pobres. 

"En un mundo de virtualidades, cambios y fragmentación, los derechos sociales no pueden ser solamente exhortativos o apelativos nominales, sino que han de ser faro y brújula para el camino" porque "la salud de las instituciones de una sociedad tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana", argumentó el Santo Padre, pidiendo a los jueces que delante del conflicto "no caigan prisioneros del mismo ni pierdan horizontes, sino que miren de frente el conflicto, sufriéndolo, resolviéndolo y transformándolo en el eslabón de un nuevo proceso". 

Vacíos legales: generadores de corrupción 

En cuanto al tema de los vacíos legales, tanto de una legislación adecuada como de la accesibilidad y el cumplimiento de la misma, el Pontífice afirmó que estos ponen en marcha círculos viciosos "que privan a las personas y a las familias de las necesarias garantías para su desarrollo y bienestar. Estos vacíos son generadores de corrupción que encuentran en el pobre y en el ambiente los primeros y principales afectados". 

Lawfare: guerra jurídica 

Aprovechando esta oportunidad de reunión con los jueces panamericanos, el Santo Padre manifestó su preocupación por una nueva forma de intervención exógena en los escenarios políticos de los países a través del uso indebido de procedimientos legales y tipificaciones judiciales, conocido como "lawfare", en español "guerra jurídica"; el cual además de poner en serio riesgo la democracia de los países, generalmente es utilizado para minar los procesos políticos emergentes y propender a la violación sistemática de los Derechos sociales. 

Honestidad puesta en duda 

"Para garantizar la calidad institucional de los Estados es fundamental detectar y neutralizar este tipo de prácticas que resultan de la impropia actividad judicial en combinación con operaciones multimediáticas paralelas", dijo Francisco advirtiéndoles que debido a tal fenómeno, "en muchos casos la defensa o priorización de los Derechos sociales sobre otros tipos de intereses, los llevará a enfrentarse no sólo con un sistema injusto sino también con un poderoso sistema comunicacional del poder, que distorsionará frecuentemente el alcance de sus decisiones, pondrá en duda su honestidad y también su probidad". 

"¡Cuántas veces los jueces y juezas se enfrentan en soledad a las murallas de la difamación y del oprobio!", exclamó el Pontífice asegurando que ciertamente se requiere de una gran entereza para poder sobrellevarlas. "Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos", concluyó el Papa. 

Apertura

La Casina Pío IV fue el epicentro de la primera Cumbre Panamericana de Jueces y Juezas sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana, que se llevó a cabo el 3 y 4 de junio con la presencia del Sumo Pontífice. La delegación de la justicia porteña tuvo como protagonistas y expositores al juez de primera instancia, Andrés Gallardo en la primera jornada. Y en la segunda, a los integrantes de la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario, Carlos Balbín y Fabiana Schafrik.

En la apertura, el titular del juzgado nº 2 habló sobre el origen de este encuentro con el Santo Padre y expresó que "la sencilla misión que nos proponemos es la de reconocer que millones de normas y procedimientos no deberían ser capaces de nublar nuestra mente y nuestro corazón para perder de vista qué es justo y qué no lo es. Contrariamente, la luz de la justicia que todos llevamos dentro y que nos une en una dimensión sustancial con los demás humanos debe siempre prevalecer por sobre toda construcción normativa".

En el segundo día, el presidente de la Sala I de la Cámara de Apelaciones del fuero Contencioso Administrativo y Tributario expuso sobre la relación entre economía y mercado e invitó a hacer una lectura social. Categórico, aseguró que "la corrupción mata". Para luego señalar que "no se trata simplemente de una cuestión económica, la exclusión y la pobreza suponen no reconocerle derechos al otro", dijo. "¿Por qué no crear un tribunal latinoamericano? y ¿por qué no colaboramos entre nosotros en materia de corrupción?", propuso a los presentes.

Por otra parte, se refirió al perfil del magistrado en el continente americano, y al respecto advirtió que debe ser "un juez disruptivo, que sea capaz de cuestionar y de romper estructuras; un juez que sea capaz de no atarse a principios clásicos y quizás ya casi vacíos. Hay que reinterpretar la división de poderes, la disponibilidad de los recursos presupuestarios y más aún cuestiones menores procesales como el principio de congruencia, la legitimación o el alcance de las sentencias. Necesitamos jueces comprometidos, jueces planetarios", instó a sus colegas.

Balbín llamó a reconstruir el derecho en términos "franciscanos", y para ello dijo que ese derecho es desde sus propias raíces. "La convocatoria del Papa -creo yo- es a reconstruir ese derecho para que nos incluya y cobije a todos", subrayó y añadió que "necesitamos utopía para romper estructuras, porque si no en vez de construir caminos, vamos a seguir dentro de los laberintos propios del derecho", concluyó, lo que despertó el aplauso de sus colegas.

Luego fue el turno de la camarista de la Sala I, quien manifestó que "la sanción de una nueva ley de distribución de impuestos, siguiendo parámetros objetivos y con criterios solidarios, era un mandato que nos dio la última reforma de la Constitución Nacional en el año 1994, pero que alertó "al día de hoy no se ha sancionado una ley que se adecue a esos parámetros constitucionales".

En consecuencia, explicó: "Esta falla de la puesta en práctica de la Reforma ha redundado en perjuicio de los Derechos Humanos (…) El desarrollo de la autonomía y la responsabilidad en el gasto requiere de tener un sistema de recursos adecuados para atender las funciones, las misiones que tiene que cumplir el nivel de gobierno asignado, además de lo que lleve por la vía de la coparticipación. En ese contexto, los jueces hemos intentado dar coherencia a ese ordenamiento jurídico tan complejo, el juez es un mediador entre la realidad y el derecho". "El federalismo no puede ser una excusa o un obstáculo, es a través de él que deben tenderse los puentes para la concreción de los Derechos Humanos", concluyó Schafrik.

Al final del encuentro y previo al ingreso del Santo Padre a la sala, Gallardo quien ofició de moderador en varios pasajes del encuentro, pronunció las palabras de cierre: "Francisco nos invita a salir de la comodidad, a abandonar el cobijo de la formalidad y la mirada sesgada. Nuestras profesiones suelen estar asignadas a una matriz ritualista, formal y muchas veces alejadas del sufrimiento y el dolor de las personas sobre las cuales decidimos. En esta hora de crisis y de dolor para grandes mayorías, nuestro rol debe ser antes que nada de compromiso para con el otro. Entender que cada decisión que tomamos directa o indirectamente contribuye a humanizar o a destruir el planeta".

"Nuestro rol debería incorporar la mirada holística tal como lo enseña el Papa, y como tales debemos ser conscientes de nuestra capacidad de incidir en la modificación del rumbo o la dirección que este asume. Muchas veces tenemos la capacidad, el poder o el recurso para frenar situaciones injustas o degradantes y por comodidad o miedo no lo utilizamos (…). Incidir con valentía y conciencia es un imperativo para nuestra labor. Nuestro rol debe ser también el desafiar a la enciclopedia del statu quo y dar la necesaria batalla académica contra los fundamentos teóricos de la dominación humana y de la destrucción de la especie y del planeta. No preocuparnos más por el que dirán de los que ocupan la centralidad teórica sino focalizar cómo hacemos para generar un nuevo pensamiento jurídico que siente las bases para la construcción de sociedades libres, justas, dignas y evolucionadas", finalizó.

Además, el magistrado fue quien leyó el Acta Constitutiva del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana, que se formó precisamente producto de estas jornadas. Su Junta Promotora quedó integrada por Ana Inés Algorta Latorre (Brasil), María Julia Figueredo Vivas (Colombia), Tamila Ipema (Estados Unidos de América), Janet Tello Gilardi (Perú), Daniel Urrutia (Chile); y los magistrados argentinos, Andrés Gallardo y el asesor tutelar ante la Cámara Contencioso, Gustavo Daniel Moreno.

Declaración de Roma 

Al concluir el Encuentro los participantes firmaron un documento de compromiso y conformaron un comité permanente panamericano para la participación de la Justicia en la tutela de los denominados derechos sociales. 

"Los abajo firmantes, participantes de la primera Cumbre Panamericana de Juezas y Jueces sobre derechos sociales y doctrina franciscana, declaramos: 

Nos asiste una profunda preocupación por el deterioro de los sistemas normativos nacionales e internacionales y en particular por la degradación en el ejercicio universal de los derechos económicos, sociales y culturales 

Observamos un pronunciado proceso mundial de dualización social que conlleva a justicia estructural y violencia; minorías cada vez más pequeñas concentran en forma inédita la riqueza del plante, disminuyendo el bienestar y la dignidad de millones de seres humanos 

En forma paralela advertimos que el actual sistema económico mundial poco y nada hace, para preservar el equilibrio ambiental, coadyuvando en esta forma a una degradación integral de la existencia humana. 

La palabra y el ejemplo de Francisco nos interpelan sustantivamente y promueven independiente de nuestra creencia religiosa personal, replanteos y abordajes críticos de nuestra visión judicial. 

La actual situación de la humanidad exige de quien tenemos la enorme responsabilidad de controlar judicialmente el cumplimento de los derechos humanos una postura firme y valiente que limite en la práctica el avance de las prácticas destructivas y degradantes del hombre y del plantel. 

Consideramos que los Estados, asuman la operatividad incondicional de los derechos económicos, sociales y culturales y a los fines de su estricto cumplimiento, modifiquen su política presupuestaria logrando ecuaciones más equitativas y justas. 

Hacemos un llamado a todos los países para que alcancen los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, que son compromisos específicos y con plazo de nuestra generación, para cumplir con la declaración universal de los derechos humanos y los acuerdos relaciones con los derechos humanos. 

Hacemos un llamado a todos los países para que tomen medidas decisivas para cumplir los objetivos del acuerdo climático de París, que son vitales para la supervivencia y el bienestar humano, especialmente para los pobres y las generaciones venideras. 

Entendemos que no hay posibilidad de vivir en paz y democracia en procesos políticos y sociales en los que se profundicen el descarte de las personas y la destrucción del medio ambiente. 

Alertamos sobre el uso que en la actualidad se hace de una parte del poder judicial para modificar escenarios políticos y económicos, desnaturalizando las funciones judiciales y destruyendo la democracia con el costo que eso implica para el desarrollo de los derechos humanos. 

Resaltamos que los sistemas de comunicación concentrados cuando actúan para presionar a los poderes públicos pierden su esencia y hacen peligrar la institucionalidad al sustituir los poderes públicos mediante operaciones mediáticas de dudosa legitimidad. 

En este contexto de crisis planetaria, hacemos un llamado los colegas jueces de las Américas para asumir el rol que el ahora nos exige, coordinando esfuerzos, diseñando estrategias y ratificando de forma cotidiana nuestro compromiso con la dignidad humana y la paz global, como también para la revalidación de los derechos humanos en todas las dimensiones." 


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